Por Mili Parra
Querida amiga,
Si no tienes un plan para tu vida, déjame decirte que es como conducir de noche en una bajada resbaladiza con una venda en los ojos. Dios nos enseña en la Biblia la importancia de tener siempre una visión y un plan para todo lo que emprendemos, de lo contrario, corremos el riesgo de perdernos en el camino.
> “Donde no hay visión, el pueblo se extravía.” > Proverbios 29:18 (NVI)
Es crucial que, al planear nuestra vida, incluyamos a Dios en nuestros planes. Él es quien traza el camino, y lo mejor es que ya tiene un propósito específico para cada una de nosotras.
> “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” > Jeremías 29:11 (NVI)
Jeremías 29:11 es mi versículo favorito. Siempre que enfrento una prueba, recuerdo que Dios tiene planes para mi vida, planes de bienestar y no de mal. Me reconforta saber que he entregado mi vida a Cristo y que Él está conmigo en todo momento.
En los últimos meses, he estado reflexionando mucho sobre mi vida, el camino recorrido y, aún más, el que tengo por recorrer. Me pregunto: ¿Cómo será mi vida en 5 años? ¿Y en 10? ¿Qué sucederá cuando me retire? Estas preguntas me hacen reflexionar sobre el paso del tiempo. Querida amiga, un día más es un día menos. Hay que aprender de las lecciones pasadas y mirar hacia adelante.
Ahora, al haber vivido ya medio siglo, me doy cuenta de que planeé mi vida sin sabiduría, sin pensar en lo que agradaba más a Dios. Sin embargo, la vida que me queda la dedicaré a glorificar a mi Salvador en todo momento. Espero tener salud y gracia para vivir muchos años más y debo tener una visión para mi vida. Antes de empezar a planear debo orar por sabiduría divina, luego escribir los planes y presentárselos a Dios.
No sé tú, amiga, pero pienso mucho en el futuro. Reflexiono sobre mi futuro sin perder de vista mi presente. ¿Tienes una visión para tus próximos años? Espero que sí. Yo aún estoy formando mis pensamientos, mis propósitos, mis planes, mis deseos, con fe en que Dios me irá guiando. Tengo que tener cuidado y ser sabia en someter todos los deseos de mi corazón a Él, mi corazón puede ser engañoso. Hay mucho que aún no sé, pero de lo que realmente estoy segura es que viviré para Él.
Mis planes por ahora incluyen un deseo de retirarme del trabajo a los 62 años y no a los 67. Apoyar a mi esposo en todo y cuidarlo mientras él batalla con Parkinson, abrazar y besar a mis hijos y nietos tan frecuentemente como se pueda, escuchar sus voces cada día y verlos crecer con conocimiento de Jesús.
Disfrutar de mis padres ya en su anciana edad. Amar y servir a Dios todos los días de mi vida.
Someto mis planes y deseos a ti Señor, que se haga siempre tu voluntad en mi vida. Nunca me concedas los deseos de mi corazón si no están alineados con tu plan para mí y con el propósito que me has dado. Guíame Señor, dame el privilegio de hacer una diferencia en las vidas de las personas para que lleguen a ti. Que mis planes sean tus planes.
Dios te ha bendecido con un hijo a una edad joven, cuando muchas mujeres se ocupan en avanzar en sus carreras, en viajar o en salir en citas con muchachos a divertirse. Pero tú, querida amiga, tienes la mayor bendición: Eres mamá. Salmo 127: 3 nos dice: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.”
En un mundo que constantemente redefine lo que significa ser mujer, encontrar y abrazar nuestra verdadera identidad puede parecer un reto. Sin embargo, como mujeres cristianas, tenemos una base firme sobre la cual construir nuestra identidad: la Palabra de Dios. En Cristo, descubrimos quiénes somos realmente y el propósito glorioso que Dios ha diseñado para nosotras.
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