Ser tú misma:

Un reflejo de la belleza de Dios

Por Mili Parra

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En un mundo donde la presión para encajar y cumplir con las expectativas de los demás es constante, es fácil perder de vista quiénes somos en realidad. A menudo, tenemos que adaptarnos a diferentes entornos, comportándonos de una manera en nuestro empleo y de otra en casa o con nuestras amistades cercanas. Es crucial recordar que nuestra verdadera identidad se encuentra en Dios, y que estamos llamadas a ser auténticas y fieles a nosotras mismas. Si hemos estado experimentando el dolor de la infidelidad y el abandono durante mucho tiempo, es natural que nos sintamos heridas y deprimidas, pero estas emociones no definen quiénes somos en esencia.

Debemos ser cautelosas y no permitir que las etiquetas negativas nos definan. Frases como “Yo soy una solterona”, “Yo soy divorciada” o “Yo soy una mujer a la que nunca le sale bien” no deben formar parte de nuestra identidad. En lugar de adoptar estas etiquetas, debemos recordar que somos hijas de Dios, llamadas a vivir una vida plena y auténtica, libres de las cargas impuestas por las expectativas y juicios de los demás. Nuestro valor y nuestra identidad no dependen de las circunstancias difíciles que podamos enfrentar, sino de nuestra fe y la fuerza que encontramos en Dios.

Aquí te comparto unas pautas para que seas tú misma siempre y reflejes lo que Dios creó con tanto amor.

1. Acepta tu diseño único

“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me tejiste en el vientre de mi madre. ¡Te doy gracias porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y mi alma lo sabe muy bien!” – Salmos 139:13-14

Dios te creó con un propósito y un diseño único. No te compares con los demás, porque eres una obra maestra original. Cada individuo es diferente, no hay dos iguales. Acéptate como eres y pídele a Dios que te ayude.

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2. No te dejes llevar por las opiniones de los demás

“La aprobación de los hombres no es lo que nos hace justos ante Dios.” – Romanos 2:29

No permitas que las opiniones de los demás definan tu valor o tu identidad. Tu valor proviene de ser hija de Dios. Las personas siempre van a encontrar de qué hablar y criticar, escucha mejor de las personas que están cerca de ti y que te aman.

3. Sé fiel a tus creencias y valores

“Por tanto, no nos cansamos de hacer el bien, porque sabemos que, mientras vivamos, si no nos cansamos, cosecharemos en el tiempo debido.” – 2 Tesalonicenses 3:13

Sé fiel a tus creencias y valores, incluso cuando sea difícil. No todos van a estar de acuerdo con tus elecciones, siempre va a haber oposición. Levántate y defiende tus valores y principios.

4. Aprende a recibir el amor de Dios

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que quien crea en él no se pierda sino que tenga vida eterna.” – Juan 3:16

Recibe el amor incondicional de Dios y permítele transformarte. Nadie mejor que El te conoce y quiere moldearte con un propósito. Dios te ama incondicionalmente.

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5. Celebra tu singularidad

“Somos muchos miembros en un solo cuerpo, y todos los miembros no tienen la misma función.” – Romanos 12:4

Celebra las diferencias que te hacen única y valiosa. No hay otra como tú. Has nacido para destacar y para llevar la excelencia de Dios a todas partes. Eres única.

Conclusión

Ser tú misma es un reflejo de la belleza de Dios. Recuerda que eres amada, aceptada y valiosa, así como eres. No te dejes llevar por las expectativas de los demás; sé auténtica y fiel a tus principios y creencias.

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