La Sabiduría de Dios en Cada Emoción

Por Alexandra Rossi

Emociones

La vida nos trae una amplia gama de emociones: alegría y tristeza, paz y preocupación, amor y odio, calma e ira… en fin, un mundo de emociones. A veces, ciertas circunstancias pueden hacer que algunos de estos sentimientos sean abrumadores, pero la hermosa verdad es ésta: no estamos solos en nuestros altibajos emocionales. Dios comprende nuestros corazones y nos ofrece sabiduría, consuelo y fortaleza para ayudarnos a manejar nuestras emociones y tener dominio propio.

La Palabra de Dios es una fuente de sanidad y estabilidad emocional que nos invita a crecer en autocontrol, a dejar nuestras ansiedades en las manos amorosas de Dios y a llenarnos del gozo y la paz que provienen de Su Espíritu.

Aprendiendo a Controlar Nuestras Emociones

Manejar ciertas emociones, como la ira o la ansiedad, puede ser difícil. Sin embargo, Proverbios 15:1 ofrece esta simple pero poderosa verdad: “La respuesta amable calma la ira, pero la agresiva provoca el enojo.” Cuando elegimos la dulzura, nos convertimos en pacificadores en un mundo que a menudo fomenta la reacción en lugar de la reflexión.

Santiago 1:19-20 nos recuerda: “Que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.”.

Dios comprende que sentimos ira, pero nos insta con amor a no dejar que nos haga daño. Efesios 4:26-27 nos anima a la reconciliación: “Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes de que el sol se ponga.” Estos versículos reflejan el deseo de Dios de sanar emocionalmente y restaurar las relaciones.

Emociones

Encontrando Paz en la Presencia de Dios

En momentos de estrés e incertidumbre, la paz de Dios es un regalo incomparable. Filipenses 4:6-7 nos consuela con esta promesa:

No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”.

Imagínate eso: una paz tan profunda que trasciende nuestra capacidad de comprensión. Cuando nuestros corazones se sienten apesadumbrados, 1 Pedro 5:7 nos invita a descansar en el cuidado de Dios: “Echen sobre él toda su ansiedad porque él tiene cuidado de ustedes.” Dios no solo tolera nuestras preocupaciones, sino que las recibe con agrado, porque le importamos profundamente. Y en Juan 16:33, Jesús nos asegura con amor: “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo”. Incluso en las tormentas de la vida, su presencia trae calma a nuestras almas. 

Viviendo con los Frutos del Espíritu

A medida que nuestra relación con Jesús se fortalece, el Espíritu Santo moldea suavemente nuestros corazones. Gálatas 5:22-23 describe una hermosa imagen del equilibrio emocional y espiritual: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.” Si te parece que te falta alguna de estas cualidades, pídele a Dios que plante estos frutos del espíritu en tu corazón y que se conviertan en la evidencia de una vida arraigada en el amor de Dios.

Emociones

Entrégale tus Emociones a Dios

Nuestras emociones son parte de cómo Dios nos diseñó. Pero nunca quiso que las cargáramos solos. Cuando le entregamos nuestros sentimientos —ya sea ira, ansiedad, tristeza o alegría—, descubrimos una fuerza más profunda, una calma duradera y un amor que nunca nos abandona. 

En todas las cosas —sí, incluso en nuestros altibajos emocionales— Romanos 8:28 nos recuerda la fidelidad de Dios: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien”. Nada de lo que sentimos se desperdicia en las manos de Dios. Él siempre está obrando, siempre amándonos, siempre guiándonos hacia su buen propósito. 

Así que anímate. Sea lo que sea que sientas hoy, Dios te ve. Él está contigo. Y te ofrece una paz que protegerá tu corazón y tu mente en cada paso del camino.

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