Honra y Perdón a los Padres

Por Yanaisse Smith

La Biblia dice “Honra a tus padres”. Yo creo que muchos de nosotros ya sabemos esto. También pienso que, cuando escuchamos esta frase, pensamos en las cosas típicas que esto significa: obediencia, respeto y cuidar de tus padres cuando estén mayores. Como una niña que creció asistiendo a la Iglesia Católica los domingos, yo creo que entendí el mandamiento solo de manera intelectual. No fue hasta cuando tuve más edad y una relación con Cristo que cambió mi vida, que el que honrar a mis padres empezó a tener un sentido más profundo.

Cuando cumplí 17 años, mi mundo cambió y se puso boca abajo. A pesar de que no lo demostraba, la separación de mis padres me dolió mucho. Yo me estaba preparando para ir a la Universidad en ese tiempo, ya luchaba con la autoestima y con encajar. Me sentí sola y sin propósito porque la estabilidad de mi casa estaba siendo sacudida. Sin el Señor como centro de mi vida, definitivamente no tenía propósito, y no me había dado cuenta de lo perdida que estaba.

No me imaginaba que Dios iba a cambiar, no solo mi vida, sino también la relación con mi familia. Si tú eres como yo, quizás no hayas tenido una niñez cristiana. La relación con tus padres puede tener cicatrices porque el amor de Jesús no estaba en tu hogar. Mi niñez puede que haya estado llena de dolor, resentimiento, abuso emocional, de ira, peleas y gritos. Mis padres, inmigrantes de Perú, trabajaron muy duro para proveernos con el mejor alimento, las escuelas y una casa cómoda. Ellos consiguieron todo eso, pero quedaron hilos de abuso emocional y físico que dejó heridas que necesitaban sanar.

Mi mamá fue invitada por una amiga a una iglesia cristiana en algún momento después de la separación y fue allí donde ella conoció al Señor, y luego, mi hermana y yo nos unimos a ella. Aún recuerdo escuchar un sermón que me hizo llorar, y no podía contener las lágrimas. Yo pensaba que conocía a Dios, pero no entendía que Su amor era más fuerte que mis circunstancias, y que Él quería conocerme íntimamente, cambiar mi corazón, mi mente y mi carácter, y hacerme parecer más a Su hijo.

La Biblia dice en 2 de Corintios que cuando venimos a Jesús, somos nuevas criaturas. Cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón, Él empieza a moldearnos y conformarnos a Su verdad. Así como me ayudó a ver el pecado en mi vida, Dios también me ayudó a darme cuenta de que tenía resentimiento, miedo, y dolor que tuve que traer a la cruz. A través de esto, Él pudo empezar mi proceso para sanar la relación con mis padres también. A pesar de que tomó años para ver el cambio, yo siento que realmente ahora honro a mis padres, porque busco honrar a Dios primero.

Es a través de conocer a Jesús, que he aprendido verdades a ver a mis padres de una manera nueva, y por eso, los honro de verdad, así como Dios me llama a hacerlo. Y quiero compartir esto contigo.

Primero, debes darte cuenta de que eres pecadora en busca de un Salvador. Debes aceptar que Jesús murió para darte Gracia. Y Él vino a salvarte del pecado y de la muerte spiritual. Jesús te brinda misericordia, y no es por algo que hayas hecho, sino como un regalo (Efesios 2:8-9). Yo creo que para honrar a tus padres, como dice la Biblia, tienes primero que conocer al Señor Jesús y tener el entendimiento correcto del pecado.

Segundo, debes darte cuenta de que tus padres también son pecadores como tú. Ellos no son perfectos y no están supuestos a serlo. Ellos son personas imperfectas. Necesitan un Salvador, como tú lo necesitas. “Todos estamos cortos de la Gloria de Dios” (Romanos 3:23). Así como Dios te brida Su gracia, también se la debes brindar a tus padres. Es una manera de honrarlos. Jesús fue compasivo y misericordioso, y estamos llamados a ser como Él (Efesios 4:31-31).

Tercero, la Biblia dice en Efesios 6:12, “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Tu lucha no es contra una persona física en la tierra, sino con las tinieblas. Debemos estar orando por otros, incluyendo tus padres. Ora por su salvación si no son salvos, ora por tu relación con ellos. La oración es poderosa.

Cuarto, si somos cristianas y queremos honrar a nuestros padres no debemos guardar resentimiento ni falta de perdón (Mateo 6:15) Debemos enfrentar a nuestros padres y hablar con ellos honestamente, claro, orando por sabiduría antes de hablar. Háblales sobre tus heridas y resentimientos, y si están dispuestos a escuchar, háblales con amabilidad y respeto, con un espíritu de amor y verdad. Y aunque quizás no acepten tus sentimientos, no te molestes. Esto solo hiere tu relación con Dios. Continúa orando y deja que Dios sea el juez y no tú.

A pesar de que mi padre no es creyente, he escogido honrarlo, respetándolo, llamándolo, orando por él, aun hablando de Jesús con él. No ha sido un proceso fácil a través de los años. Él me ha herido algunas veces después del divorcio, pero por Cristo, lo puedo seguir honrando. Puedo perdonarlo y brindarle gracia; así mismo continúo orando por su salvación.

Tener el correcto entendimiento del pecado nos ayuda a ver a otros, aun a nuestros padres, a través de los ojos de Dios, – personas con necesidad de gracia y perdón de Dios, necesidad de santificación – así yo empiezo a honrarlos mejor. Empiezo a priorizar la compasión, misericordia y amor, y dejar la amargura y resentimiento atrás.

Estoy verdaderamente agradecida de que Dios empezara un trabajo de restauración en mi vida, en mi madre y mi hermana cuando yo tenía 17. A través de seguir al Señor, y a través de podarnos bastante, y aplastar lo antiguo, año tras año, mi hermana y yo ahora tenemos la relación con mi mamá que siempre soñamos, de amor y compasión. Somos capaces de perdonarnos las unas a las otras y volver a establecer la confianza, porque así lo ha puesto el Señor en nuestros corazones, y hoy nuestras vidas son tan diferentes que hace 17 años.

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