Escritora Invitada: Deborah Ann Gibson
CONSUELO – es una palabra con la que todos estamos familiarizados; una palabra que me hace pensar en una cobija calientita, una sopa, unos brazos que me sostienen durante los tiempos difíciles.
Por mucho tiempo me he preguntado ¿cómo puedo ver el “consuelo”?
Yo nunca pude encontrar una descripción TANGIBLE de lo que es el “consuelo”… Sin embargo, a través de pruebas, desilusiones, pérdidas, he podido encontrar que hay cosas en mi vida que me traen ese consuelo que tanto necesito para atravesar las tormentas.
Si tienes el corazón roto en estos momentos, por cualquiera que fuera la razón, espero que este pequeño artículo te brinde “consuelo” y te ayude durante este tiempo difícil.
Yo quiero compartir un poquito de mi historia contigo. Tom, mi esposo, y yo estuvimos casados por 53 años. En los primeros tres años (y con un hijo) estuvimos al borde del divorcio.
Yo no puedo contar mi historia sin primero hablar de la verdadera salvación de nuestro matrimonio y de mi vida entera. La salvación vino a través de Dios descubriéndonos y a través de nuestra completa rendición ante Él. Desde esa primera rendición en 1973, Él nunca me ha dejado… A través de cada desilusión, desánimo o pérdida Él me ha guiado y siempre me ha llevado a un nuevo lugar de paz y esperanza.
Muy recientemente perdí a mi esposo después de 53 años de matrimonio debido a cáncer de próstata. El fue diagnosticado hace cuatro años y yo fui la única persona que cuidó de él.
Yo aprendí a amar a mi esposo de formas que no pensé que fueran posibles. Ambos habíamos pensado que aún teníamos muchos años más juntos… Sin embargo, Dios sabía algo diferente. Durante estos cuatro años aprendí a dar consuelo. Mi enfoque total era hacer que mi esposo se sintiera lo más cómodo posible durante este periodo tan difícil de nuestras vidas.
No me malentiendas, verdaderamente ¡yo no soy una santa! Muchas veces quise arrojar la toalla, clamaba a Dios “Esto es muy difícil” me enfadaba con Tom por lo que él necesitaba de mi… pero cuando me volcaba hacia el Señor pidiendo por Su fortaleza, por Su propósito, por Su amor para mi Tom, Él me abrazaba y me daba una perspectiva diferente, que no solo se trataba de mí y de mi voluntad.
Cuando mi Tom se fue a la gloria, yo quedé perdida. Empecé a pedir a Dios por su propósito para mi vida y Él me dio dirección, pero yo no me sentí consolada… sentí que mi propósito en esta vida se había terminado.
A través de mi búsqueda del Señor es que descubrí que yo tenía que mirar a mi alrededor para poder ver el consuelo que Dios me estaba brindando. Entendí que Él había puesto un sistema de apoyo alrededor mío, como mi familia y amigos, a los que yo realmente les importaba. Me llamaban a ver cómo estaba. Cuando empecé a reconocer que aquellos que me amaban estaban ahí para mi… ¡Era consolada!
Empecé a leer la Biblia… La Palabra de Dios. Él me guiaba para que yo viera todo el consuelo que Él tenía para mí. Promesas de paz y de sanidad. Me empecé a alimentar más de Su aporte positivo que de la cantidad de negatividad de este mundo. ¡Era consolada!
Luego, empecé a agradecer a Dios, alabándolo, por lo que Él está haciendo y continuará haciendo en mi vida durante esta etapa… esta etapa de duelo. El escuchar canciones que lo honran y saber quién es Él, ha traído sanidad a mi alma… ¡Y era consolada!
Quizás hay algunas de ustedes que están leyendo esto y que no han experimentado el poder de buscar a Dios. Yo entiendo, yo también estuve ahí en algún momento… pero no sería justo si no te dijera donde está el verdadero consuelo, nuestra verdadera sanidad y que todo esto está con el ÚNICO que nos conoce mejor que nadie… nuestro Creador.
Mi pérdida no será quizás tu pérdida, pero en cada sufrimiento que tu experimentes, Dios está esperando que le digas “Señor consuélame” “te necesito”. Él te acercara hacia Él.
He aprendido que todas nosotras podemos recibir el consuelo de Dios cuando quiera que lo necesitemos. Yo aún experimento soledad por mi Tom. Hay veces que el escuchar una sola palabra me hace llorar, pero el Señor me llama diariamente y mientras me inclino hacia Él… ¡¡¡YO SOY CONSOLADA!!!
Tu vida puede estar en el mejor momento: el trabajo, los hijos, el matrimonio, los planes de vida, pero, aun así, puedes quedarte sola de un momento a otro. Aunque todo parezca ir bien, descubrir una infidelidad y enfrentar el abandono puede cambiar tu mundo para siempre. De repente, tu castillo se derrumba y nada será igual. Tu mundo de colores se transforma en un sobrio y en blanco y negro.
Hubo una época en la que todo me salía mal. No conseguía trabajo, mis relaciones amorosas eran un desastre, cada idea que emprendía fracasaba o no prosperaba, tenía problemas en mi casa y me sentía completamente sola. Un día me enojé con Dios y le pregunté por qué me había hecho pasar por tanto dolor en mi vida. Siendo objetiva, muchas de esas situaciones no eran directamente culpa mía y se salían de mi control.
Website y Diseño: ARM Integrated Communications Póliza de Privacidad Copyright © Alma de Mujer 2024 – Todos los derechos reservados
