Por Alexandra Rossi
Una de las experiencias más dolorosas y traumatizantes de la vida es pasar por un divorcio, incluso para la parte que decidió divorciarse. Cuando un hombre y una mujer se casan lo hacen con la ilusión de estar juntos toda la vida, de tener un futuro en pareja, de formar una familia y envejecer juntos. Al divorciarse, esas ilusiones y sueños se rompen, creando sensaciones de fracaso, desilusión, desengaño y dolor. Ahora, si el divorcio ha sido generado por causas como la traición, el abuso, la infidelidad y otras circunstancias de grave envergadura, el divorcio trae consigo otras repercusiones que pueden ser depresión, ansiedad, sentimientos de baja autoestima, desconfianza hacia otras personas, e incluso adicciones.
Aquí te damos unas sugerencias de cómo enfrentar el divorcio saludablemente tanto para tu mente, tus emociones y tu espíritu.
Después de un divorcio es importante darse un tiempo para reconocer los sentimientos que tienes en tu corazón. Debes tener un tiempo de duelo para dejar ir a esa persona que compartió momentos importantes en tu vida. Al reconocerlos, acuérdate que está bien sentirse así. Pero también acuérdate que Jesús sana todas las heridas de tu corazón.
Isaías 53:5 dice que “Por sus llagas fuimos todos curados”.
Entrégale todo tu dolor a Jesús y deja que Él te sane.
La Biblia está viva y reconforta a quienes necesitan consuelo. Estos son algunos versículos que te ayudarán en momentos de desánimo:
Reserva un tiempo diario para orar. Dios está cerca. Búscalo. Él siempre está ahí para escucharte. Su oído siempre está presto a tu clamor.
Rodearse de personas que te den una palabra de aliento y te ayuden a superar el divorcio es una bendición. Una muy buena forma de conocer este tipo de amistades es congregándose en una iglesia de sana doctrina cristiana y uniéndose al grupo de mujeres. Quizá también en tu iglesia haya otros grupos en los que desees participar.
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia – Proverbios 17:17
Si sientes que estás demasiada deprimida, por favor busca ayuda profesional. Dios también trabaja por medio de los profesionales de la salud. Un buen terapista cristiano que te escuche y te guíe para salir de la depresión o ansiedad es importante cuando los sentimientos son extremos.
Este es el momento de hacerte ese color de cabello que siempre quisiste, o enderezarte los dientes, o perder de peso o hacer ese viaje que siempre soñaste. Conviértete en tu mejor versión. Dios te ama tal y como eres. Él te formó con gran detalle y se deleita en ti.
Salmo 139:13-14 dice: Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
Tu fuiste maravillosamente formada. Dios te ama incondicionalmente. Ámate tu también.
Por muy difícil que sea perdonar a tu ex, la palabra de Dios dice que, así como Dios nos perdona, nosotros debemos perdonar. Pídele a Dios que te ayude a perdonar y liberarte de cualquier sentimiento de rabia, rencor o venganza.
En Mateo 5:44-45 Jesús dice: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os calumnian y os persiguen para que seáis hijos de Nuestro Padre que está en los cielos que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
Amiga, no estás sola. Dios está contigo. Si deseas que oremos por ti, escríbenos en la página de Contacto con tu petición y elevaremos una oración a Dios por tu situación. Todas las peticiones son confidenciales.
¿Alguna vez te han dicho que tomas las cosas muy a pecho, que reaccionas mal, que tienes mal humor, o que te deprimes muy fácil? Todos esos son síntomas de problemas de salud mental. Tener una pobre salud mental no es tu culpa. Nadie determina un día vivir con ataques de pánico o desórdenes compulsivos porque sí.
Desde el comienzo de la humanidad Dios creó al hombre y a la mujer para que se complementaran. Él no dijo “Crearé a Eva, ayuda idónea para Adán, hasta que el amor les dure, o hasta que no haya peleas, o hasta que decidan separarse”. No, Dios nos creó para estar unidos. Es obvio que Dios no quiere que estemos en matrimonios donde hay abuso y corra en riesgo nuestra seguridad. Y también Mateo dice que es lícito el divorcio si ha habido adulterio. (Mateo 19:9).
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