La mujer que soy:

Como aceptar y amar mi identidad como cristiana

Por Mili Parra

Mi Identidad como Cristiana

En un mundo que constantemente redefine lo que significa ser mujer, encontrar y abrazar nuestra verdadera identidad puede parecer un reto. Sin embargo, como mujeres cristianas, tenemos una base firme sobre la cual construir nuestra identidad: la Palabra de Dios. En Cristo, descubrimos quiénes somos realmente y el propósito glorioso que Dios ha diseñado para nosotras.

La sociedad tratara de excluirte, los compañeros de trabajo se pueden burlar, te pueden decir que te crees una santa, hasta te llamaran hipócrita. Sin embargo, debemos de llevar la frente bien en alto porque antes estábamos muertas en nuestros delitos y pecados y ahora somos redimidas; antes estábamos en la oscuridad y vinimos a la luz a través de Cristo.

Mi Identidad como Cristiana

Ha sido difícil para mí, desde que me convertí a cristiana he cambiado de trabajo, de amistades, de hábitos, de manera de pensar, mi manera de ver al prójimo y sigo siendo transformada por Dios. Ya no encajo en el molde de lo estándar del mundo, el mundo ya no me acepta. ¿Te ha pasado a ti? El pertenecer a Cristo nos hace diferentes y ya no vivimos para nosotras sino vivimos para ÉL.

Veamos unos puntos que nos ayudarán en esta nueva identidad:

1. Aceptar mi Identidad en Cristo

Aceptar quién soy comienza con comprender quién soy en Cristo. No se trata de etiquetas impuestas por la sociedad, la cultura o incluso nuestras propias inseguridades. La verdadera identidad se encuentra en lo que Dios dice de nosotras.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
— 2 Corintios 5:17

Este versículo nos recuerda que no estamos definidas por nuestro pasado. Dios nos ha dado una nueva vida, una nueva identidad. Somos hijas del Rey, perdonadas, amadas y aceptadas.

2. Amarme como Dios me Ama

El amor propio, desde una perspectiva bíblica, no es egocéntrico ni superficial. Se trata de vernos como Dios nos ve y valorarnos como Su creación.

“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.”
— Salmo 139:14

Somos una obra maravillosa del Creador. Reconocer esto es el primer paso para amarnos de forma sana y santa. Dios no comete errores; Él nos formó con propósito, con belleza y con intención.

3. Ser Mujer con Propósito

Dios no solo nos creó, sino que también nos dio un propósito. Nuestra identidad no se limita a un rol específico, sino que se enriquece en nuestra relación con Él y en el impacto que tenemos en los demás.
 
¡Dios tiene un propósito para mí!¡Repite esto amiga!

“Está vestida de fuerza y dignidad, y se ríe sin temor al futuro.”
— Proverbios 31:25
Este versículo describe a una mujer que ha abrazado su identidad en Dios. No vive con miedo ni duda, sino con confianza, sabiendo que su fuerza proviene del Señor.
Mi Identidad como Cristiana

4. Sanar mis Heridas con la Verdad de Dios

Parte del proceso de aceptar y amar nuestra identidad es permitir que Dios sane las heridas que han distorsionado nuestra imagen propia. Palabras hirientes, rechazos o fracasos pueden dejar marcas, pero la verdad de Dios restaura. A sanar tu alma de mujer.

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
— Juan 8:32

La libertad viene al conocer la verdad sobre quién soy: no lo que otros dijeron de mí, sino lo que Dios declara sobre mi vida.

5. Vivir Como una Hija del Rey

Aceptar y amar mi identidad como cristiana implica caminar cada día como una hija del Rey. Esto significa vivir con integridad, humildad, fe y valentía, reflejando el carácter de Cristo en cada aspecto de nuestra vida. Somos sus embajadoras aquí en la tierra.

“Antes bien, el ornato de vosotras sea el del hombre interior, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.”
— 1 Pedro 3:4

Nuestra verdadera belleza y valor se encuentran en el corazón, en lo que somos cuando nadie nos ve, en esa conexión íntima con Dios que nos transforma desde adentro.

La mujer que soy no es perfecta, pero es redimida, amada y guiada por un Dios perfecto. Aceptar y amar mi identidad como cristiana es un proceso continuo de rendición, sanidad y crecimiento. Y en ese caminar, no estoy sola. Dios me acompaña, me sostiene y me llama suya.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
— Juan 1:12

Tú también puedes abrazar esta verdad. Eres amada. Eres valiosa. Eres hija de Dios.

Artículos Relacionados

Soy una Madre Joven: ¿Dónde Están mis Sueños?
#Familia

Soy una Madre Joven: ¿Dónde Están mis Sueños?

Dios te ha bendecido con un hijo a una edad joven, cuando muchas mujeres se ocupan en avanzar en sus carreras, en viajar o en salir en citas con muchachos a divertirse. Pero tú, querida amiga, tienes la mayor bendición: Eres mamá. Salmo 127: 3 nos dice: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.”

Continúa Leyendo
#salud mental

Mis Traumas Infantiles: Cómo Sanarlos de la Mano de Dios

Yo tuve una niñez y adolescencia difíciles y con diversos traumas, motivo por el cual, subconscientemente, tomé muchas decisiones equivocadas durante mi adultez. Muchas personas se escudan en sus traumas para continuar actuando de manera equivocada, pero Dios nos ha llamado a nacer de nuevo, a renovarnos y a no mirar atrás.

Continúa Leyendo